Las basílicas eran unos vastos
edificios donde los magistrados rendían justicia y donde los jurisconsultos
trataban sus asuntos y consultas. Tenían una gran nave en el centro y de cada
lado uno o muchos pórticos a dos sitios diversos. Estaban cubiertos y
alumbrados por los lados. Los marchantes ocupaban los pórticos inferiores. La
extremidad opuesta a la entrada, estaba terminada por un semicírculo donde se
colocaba el tribunal. Esta era a la vez un lugar de comercio y de justicia.
La basílica de Pompeya no tiene
semicírculo. La extremidad como se ve por la planta, está ocupada por un
departamento decorado de columnas y no parece que haya podido tener una galería
superior. Por esta razón algunos autores ven en este edificio no una basílica,
sino el comitium, donde el pueblo se reunía para nombrar sus magistrados. Según
estos autores, el sitio del fondo estaba destinado a los que dirigían las
elecciones.
De cualquier modo que sea, este
edificio tiene mucha semejanza con las basílicas romanas pues las primeras
iglesias cristianas no son más que una imitación y a las cuales se les ha
imputado el nombre y la disposición.
La basílica de Pompeya fue
descubierta en 1843. Toda la parte superior está destruida hasta la mitad de la
altura del gran orden pero todos los elementos de la restauración están
colocados en su verdadero lugar. Como la mayor parte de los edificios de
Pompeya, está construida de pequeños trozos de material recubiertos de estuco
pintado: su longitud total es de unos 200 pies (unos 66 m) por 78 (unos 26 m)
de ancho. Su entrada principal está en el lado del foro. Cinco puertas conducen
desde el vestíbulo que precede a la gran sala. Este vestíbulo está ricamente
adornado a juzgar por los pedestales y una estatua de bronce dorado encontrada
en las excavaciones. De las nombradas y preciosas ruinas descubiertas en el
interior se supone que la decoración de esta parte del edificio no es ni menos
rica, ni menos variada.
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